Como consecuencia de la desproporción entre la histamina ingerida y la capacidad de metabolizarla, se produce la acumulación de histamina en plasma y la aparición de los efectos adversos.
Los síntomas más frecuentes derivados del acúmulo de histamina son:
- Migrañas, cefaleas, mareos, resaca.
- Trastornos gastrointestinales: síndrome del intestino irritable, saciedad, estreñimiento, diarrea, gases, sensación de hinchazón.
- Problemas dermatológicos como piel seca, rosácea, atópica o psoriasis.
- Dolores musculares, fatiga crónica.
- En la infancia se relaciona con bronquitis, asma, vómitos y con el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH).