El contacto con la naturaleza, mirar los árboles, contemplar un paisaje montañoso, sentir el viento o escuchar cómo suena el agua, nos permite recuperar la armonía perdida a causa del estrés, mejora nuestro estado anímico, y además agudiza la concentración y la memoria.
La mejor opción es caminar y perdernos en la naturaleza. Porque las mejores partes de la naturaleza sólo se pueden experimentar a pie. Lo mejor para aproximarnos a ella y sumergirnos en su paz y belleza es caminar, pasear. Una caminata nos aportará flexibilidad, resistencia y fuerza. Va a fortalecer nuestras piernas, va a estimular la circulación sanguínea, reforzará nuestro ritmo cardíaco y nos dará una dosis de vitalidad y energía. Si salimos a pasear por espacios naturales en un día soleado, conseguiremos además un aporte extra de vitamina D gracias al sol, fortaleciendo así nuestro sistema óseo. Aparte, si nos preocupa nuestra figura, caminando podremos quemar las calorías que nos sobran.
Todos nuestros sentidos se agudizan durante un paseo al aire libre. Sentir los rayos del sol, escuchar el sonido del viento, respirar el aire fresco, tocar y oler las plantas a nuestro alrededor, contemplar las hermosas vistas de un paraje natural, sentir la arena entre los dedos de los pies, dejar que nuestra mente corra libremente, olvidándonos de nuestros quehaceres diarios.
Es estando en contacto con el medio ambiente cuando notamos una gran calma interior, se relaja nuestra respiración, aminora nuestro pulso, baja nuestra tensión arterial, somos más propensos a la meditación. La naturaleza va a fomentar nuestra creatividad al traer a nuestra mente pensamientos optimistas, potenciará nuestras capacidades mentales y afectivas, mejorarán nuestros procesos cognitivos e incluso conseguiremos que aumente nuestra función inmunológica. Un sencillo paseo por el campo va a favorecer nuestra recuperación tanto física como mental. Incluso hay estudios que indican que los niños con hiperactividad se concentran y atienden mejor tras una caminata en medio de la naturaleza.
Fuente: naturarla.es