La piel sensible engloba a la piel más reactiva, piel seca y extremadamente seca, atópica, con eczemas, piel con rosácea, piel deshidratada, piel con dermatitis seborreica, piel alérgica o con psoriaris.
Para aportar calor a la piel, se produce vasodilatación y aumenta el flujo sanguíneo, sobre todo cuando se siente este frío repentinamente y el viento es intenso, además la piel se va a deshidratar más fácilmente. Antes, para evitar la pérdida de calor, se ha producido una vasoconstricción, es decir, los vasos se contraen de modo que disminuye esta pérdida de calor y así la piel se protege de la deshidratación. A este efecto se le conoce como vaso-espasmo. En esa vasoconstricción capilar disminuye el riego sanguíneo en la piel, lo que provocará menor aporte de nutrientes y oxígeno a la piel, es el motivo por el que se va a secar más y será más propensa a la formación de arrugas.
Aunque nuestra piel no sea especialmente sensible o reactiva, algunas partes de nuestro organismo como los labios, que no tienen glándulas sebáceas, o las manos, que están continuamente expuestas al frío y también tienen menos glándulas sebáceas sobre todo en el dorso, van a notar más este cambio de temperatura al no tener la capacidad de protegerse con el sebo natural de la piel.
Rosácea y cuperosis
La piel con rosácea y con cuperosis va a sufrir esa vasodilatación, lo que va a empeorar la situación enrojeciéndose mucho más, aumentando las zonas enrojecidas y la sequedad por deshidratación de la piel. Lo ideal en este tipo de piel es resguardarla del frío intenso y sobre todo del viento directo, cubriéndose con ropa, una bufanda o un pañuelo. Lo más perjudicial para este tipo de piel son los cambios bruscos y extremos, que van a producir vasodilatación y posterior vasoconstricción.
Dermatitis seborreica
Este tipo de piel también va a empeorar e irritarse más fácilmente, ya que la seborrea va a ser más viscosa, lo que va a provocar irritación a la dermatitis y aparición de la descamación típica de esta piel, sobre todo en las cejas y a los lados de la nariz.
Es importante que este tipo de piel se mantenga limpia para evitar la obstrucción del poro. Para ello es importante limpiar bien pero sin irritar, por lo que se debe usar un gel sin tensioactivos. Con el frío, lo más habitual es que además aparezcan eczemas seborreicos, también se deshidrate y dilate el poro.
Por supuesto, se deberían usar los fármacos recetados por el dermatólogo para tratar esta dermatitis, que suelen incluir antifúngicos
Piel muy seca
También va a padecer los efectos del frío y el viento en invierno, ya que al no segregar tanto sebo no tiene capacidad de protegerse. Por ello, conviene aplicar cremas mucho más espesas y grasas que aporten los lípidos que la piel no segrega.
Fuente: www.hola.com